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Motivos para mejorar la envolvente térmica de nuestros edificios

Publicada el día 03/05/2018

Motivos para mejorar la envolvente térmica de nuestros edificios


En España, el tema de la construcción y rehabilitación de viviendas aplicando criterios de sostenibilidad es un concepto relativamente reciente.

La eficiencia energética, ese término que está "de moda" en el sector de la edificación es una idea en la que nunca se había pensado, hasta que no quedó más remedio que recurrir a ella.

El motivo es que estamos padeciendo dos problemas que nos afectan directamente por no haberla aplicado antes: los preocupantes niveles de CO2 presentes en las ciudades y el aumento incesante de los precios de los combustibles empleados en casa.

Así que es ahora cuando la sociedad se ha dado cuenta de que es necesario reducir al máximo la emisión de gases contaminantes de nuestros edificios y conseguir el mayor ahorro de energía.

A nuestro favor tenemos el hecho de que hoy en día ya existen muchas opciones para mejorar el aislamiento térmico de una fachada. Y solo es cuestión de elegir el sistema que mejor se adapte a tu situación particular.

¿Pero por qué hablo solo de edificios? 

Porque casi el 50% de la energía que se consume en las ciudades se utiliza en los edificios para alimentar las instalaciones de calefacción, aire acondicionado, calentamiento de agua, etc.

El sector de la edificación es el causante de la mitad de los gases contaminantes presentes en la atmósfera, así como de la generación de residuos.

El motivo es que aproximadamente el 80% de los inmuebles de este país se han ido construyendo sin tener en cuenta ningún criterio de eficiencia energética. Eso significa que tenemos un parque edificatorio formado por viviendas ineficientes que despilfarran energía.

No tenemos cultura de sostenibilidad. Y la razón es que no vemos por dónde se pierde la energía. El calor escapa a través de las paredes de manera invisible y no somos conscientes del despilfarro energético que se produce en viviendas mal aisladas.

Si nos paramos un momento a pensarlo, nos damos cuenta de que más de la mitad de nuestra vida la pasamos dentro de viviendas, en las cuales sufrimos unas condiciones ambientales que no son las idóneas para nuestra salud, como por ejemplo humedad, mala calidad del aire y el exceso de frio o de calor.

Un apunte: solamente a partir de los años 80 se empezó a introducir aislamiento en las cámaras de aire de las fachadas. 

Actualmente, la cosa ha mejorado bastante, y la construcción o rehabilitación de un inmueble ya se realiza buscando el mayor confort para el usuario a cambio del menor coste energético.

Una manera sencilla de conseguir este clima de confort es mejorando la envolvente térmica del edificio. Solo con eso ya podremos conseguir unas mejoras de hasta un 30% de ahorro en las facturas energéticas del hogar.

¿Y qué es la envolvente térmica? 

Definimos así al conjunto de los elementos exteriores de un inmueble: fachadas, cubiertas, suelos, techos, ventanas... todo lo que forma la piel del edificio y nos aisla y protege de las agresiones medioambientales externas.

Para mejorar la envolvente existen diversas soluciones que nos permitirán aumentar el nivel de confort interior de los hogares, como por ejemplo colocar un aislamiento por el exterior del cerramiento de fachada, rellenar la cámara de aire con planchas o espumas aislantes, o colocar trasdosados aislantes por la pared interior de las paredes. 

También podemos instalar acristalamientos más eficientes, cubiertas aislantes, y muchas otras técnicas que nos permitirán conseguir un mayor aislamiento térmico en casa y ahorrar en la factura de la luz.

Consulta a un arquitecto técnico porque será el profesional más adecuado para orientarte hacia la mejor solución, que no tiene porqué ser la más cara.

Segun el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), si aplicamos buenas prácticas de rehabilitación sostenible, reduciremos un 40% el consumo energético de nuestras viviendas, así como las emisiones de gases contaminantes.

Y con el ahorro mensual que estaríamos obteniendo en las facturas energéticas, en unos 7 años habríamos amortizado la inversión en aislamiento.

De esa manera, con esta rehabilitación energética de la envolvente no solo mejoramos las condiciones de habitabilidad de nuestras viviendas, sino que reducimos los gases causantes del efecto invernadero, y tenemos la conciencia tranquila de saber que vivimos en edificios que luchan contra el cambio climático favoreciendo en la cuidad la presencia de un aire más puro y saludable.

Por eso una buena recomendación es consultar a un arquitecto técnico antes de acometer la obra de rehabilitación.

Este técnico será el encargado de guiarte en la estrategia a seguir antes de empezar la obra: realizando un trabajo previo de inspección del edificio, consultando las normas urbanísticas que le puedan afectar, valorando los posibles ensayos que se tengan que realizar, e informándose de las ayudas y subvenciones que conceden las administraciones públicas para esos trabajos.


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