Sistemas de protección solar pasiva
Publicada el día 16/07/2024

Con la llegada del verano se produce un aumento considerable de la radiación social directa sobre la envolvente de nuestra vivienda, por lo que es un buen momento para plantearse implementar soluciones que nos ayuden a mantener un correcto confort térmico en el interior de las mismas y que nos permitan en la medida de lo posible evitar recurrir al aire acondicionado. Por un lado conseguiremos disminuir nuestro consumo energético y, por tanto, nuestra huella de carbono y por otro, notaremos un importante ahorro en la factura de la luz.
En verano, el ángulo con el que incide el sol sobre la tierra es menor que en invierno, lo que supone una mayor exposición de las viviendas a su radiación. En las estancias en las que esta incida de manera directa, la temperatura será más alta. Por ello es recomendable actuar colocando algún tipo de barrera.
Un factor fundamental a tener en cuenta para saber dónde actuar es conocer la orientación de cada fechada:
- Orientación Norte: incidencia indirecta del sol. Incidencia a primera hora de la mañana y al atardecer
- Orientación Sur: el sol incide durante todo el día en los meses primavera, otoño e invierno y en las horas centrales del día en verano, las más calurosas
- Orientación Este: el sol incide desde el amanecer hasta el mediodía durante todo el año.
- Orientación Oeste: La incidencia del sol es desde el mediodía hasta el atardecer durante todo el año. El sol incide en las horas de más calor.



Sin protección Con protección
En las zonas más cálidas de la península se huye de la orientación al oeste, protegiendo así de la mayor exposición solar, sin embargo, en las zonas del norte donde las temperaturas son más frías se busca esta orientación ganar confort térmico.
Dentro de las orientaciones Norte-Sur y Este-Oeste, las fachadas con la orientación más desfavorable en verano serán las que dan a Sur y Oeste, porque son las que mayor incidencia solar tienen, por tanto, serán las que tengamos que proteger frente al sol.
¿Qué medidas podemos adoptar para evitar la incidencia directa del sol?
Podemos utilizar protecciones pasivas como las que indicamos a continuación:
- Toldos: conocidos por todos, son elementos plegables que se colocan sobre las ventanas y puertas. Para que realmente sean funcionales deben ser de un color claro para reflejar la radiación y ser de un material opaco. Un error muy común es desplegarlos solo cuando la luz solar incide en la ventana ya que la radiación solar afecta durante todo el día, así que lo ideal es tenerlo abierto desde la salida hasta la puesta del sol.
- Voladizos y aleros: Son elementos fijos y horizontales, que proyectan sombra sobre la fachada de la edificación. Nos protegen de la incidencia solar en verano y dejan que entre en invierno, para ello deben estar bien calculados. Son ideales para la orientación Sur.
- Pérgolas: Al igual que los voladizos y los aleros, son elementos fijos, aunque no tienen que estar anclados a la edificación. Son estructuras que dejan pasar la radiación solar a través del entramado horizontal, para que sean más eficientes podríamos incluir vegetación de hoja caduca que nos protejan del sol en verano y lo dejen pasar en invierno; también podemos contar con tejidos o simplemente que el entramado sea más denso para que pase menos radiación.
- Lamas regulables y contraventanas: Las lamas nos las podemos encontrar no solo en los huecos de la fachada, sino en toda la envolvente a modo de piel, protegiendo de la radiación al total de la edificación, pueden ser regulables o estáticas, como una celosía. Las contraventanas, sin embargo, solo las encontramos en los huecos de la fachada. Ambos sistemas nos ayudan a regular la entrada de luz y la incidencia del sol en nuestro edificio, ya que podemos variar la inclinación de las lamas orientándolas de la manera más favorable.
¿No tienes clara cuál es la mejor solución que se adapta a tu vivienda? Contacta con un arquitecto técnico y te asesorará en cuál es la opción más óptima y recomendable.
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